La cocina tradicional japonesa no incluye el uso de productos lácteos en su gastronomía, y es por eso que algunos nipones ven con un cierto rechazo el queso, sobre todo debido a ese fuerte olor característico que desprende.
Las variedades de queso estilo mongol se introdujeron en Japón hace siglos desde China y Corea, y entró en la cocina japonesa tradicional durante la era Meiji a finales del siglo XIX. Fue un momento muy significativo en la historia del país en muchos aspectos, como en la política, la cultura y la gastronomía
En 1868, cuando Japón pasó de ser una sociedad feudal cerrada y altamente regulada, dirigida por un régimen militar estricto a un gobierno representativo abierto, el país se convirtió en un miembro activo de la comunidad internacional. Con todos los cambios sociales, se implementó una estrategia nacional de nutrición en los almuerzos escolares en toda la nación nipona, un país cuyos ciudadanos eran predominantemente budistas, con un edicto que prohibía la carne en sus dietas. Los líderes japoneses notaron que la inclusión de lácteos y carne en la dieta del hombre occidental contribuyó a su físico robusto. El queso en Japón se convirtió gradualmente en un aspecto importante en la nutrición diaria.
Cada vez es más común encontrar platos con queso en las cartas de los restaurantes, y entre los más populares se encuentra el camembert, que es el más famoso e imitado.
En Japón hay muy pocas ovejas (y aún menos cabras), y la leche de vaca se utiliza casi exclusivamente para la mantequilla y la nata, por tanto, es un país donde se produce muy poco queso. No es fácil de encontrar en todas las tiendas, y si lo hay seguramente sea importado y lo tendrás que pagar a precio de oro.
Aun así, hay dos lácteos producidos en el país que poco a poco están haciéndose un hueco entre las estanterías gourmet del país: el Mori No y el Sakura. Veamos cuáles son los mejores quesos de Japón.
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Los mejores quesos japoneses
Mori No: queso del bosque
Mori No, literalmente “queso del bosque”, es un lácteo japonés producido en la ciudad de Matsumoto, en la prefectura de Nagano. Se elabora con leche de vacas pardas suizas que pastan en prados de montaña, lo que da como resultado un color oscuro. Su corteza es picante, un tanto pegajosa y de color naranja, espolvoreada con moho gris azulado.
Envejece de 3 a 8 semanas y recuerda al Epoisses, un popular queso de la región de Borgoña (Francia). Su textura es flexible y con numerosos agujeritos pequeños. Los aromas y sabores son robustos y recuerdan a las hojas del bosque (de ahí su nombre). Se suele servir acompañado de vino de arroz o con vinos tintos.
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Sakura: flor de cerezo
El sakura, Sakura Chīzu (桜 チ ー ズ, literalmente flor de cerezo) es un queso blando elaborado en Hokkaidō, Japón. Este queso cremoso, de color blanco, se aromatiza con hojas de cerezo y se acentúa aún más con una maceración de las flores del mismo árbol. La flor del cerezo es un reconocido símbolo de la cultura japonesa.
Este es el queso japonés más ampliamente aclamado, ya que la gran mayoría fueron un fenómeno que llegó de Europa. A pesar de no ser una región que destaque por los lácteos, fue muy sonado cuando el sakura se hizo con el Oro en la categoría de «blandos» en los Juegos Olímpicos de Queso de Montaña de Appenzell (Suiza); y sorprendió a propios y extraños porque siempre “ganan” los quesos suizos, italianos o franceses casi de manera exclusiva.
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